miércoles, 22 de febrero de 2012

Vivir el hoy

Antes que nada desearles a todos los que visitan el blog un año lleno de  buenas energías, paz y amor. 

He tenido algo abandonado el blog, pero desde la muerte de mi padre en septiembre pasado  mis ánimos no han estado precisamente muy buenos, sin embargo este tiempo de ausencia me ha servido para reflexionar, aprender en el silencio y meditar. Ahora estoy de vuelta.

Quisiera platicarles un poco sobre lo que he venido meditando, sobre el "hoy", el presente como diríamos comúnmente.
Qué es el hoy? es el instante del aquí y el ahora, lo que tenemos como momento inmediato, ese instante en que respiramos y somos y sobre todo el instante en que somos conscientemente en el presente.  El futuro no lo conocemos y no podemos anticiparlo.

Es un poco díficil tratar de situarnos en el hoy y dejar atrás el pasado, se habla mucho de cerrar ciclos, puertas, soltar el pasado y dejarle ir. En cierto modo es razonable si nos referimos a soltar y dejar ir episodios de nuestras vidas donde hemos sido infelices, o donde hemos tenido malas experiencias, hemos sufrido, o hemos sentido que la vida no valía la pena, esos sentimientos negativos hay que dejarlos atrás, soltarlos y dejarles ir, porque son un lastre para avanzar en el camino espiritual.

Pero hay otros momentos del pasado que debemos atesorar, son esos momentos donde hemos sido felices, hemos compartido momentos de dicha, hemos aprendido sobre el amor y la vida aunque a veces con dolor, han sido aprendizajes hermosos a pesar de eso, no siempre las lágrimas son negativas, ellas tienen una belleza interior que hace que el momento de tristeza pueda ser un hermoso momento, dependiendo claro de qué tristeza se trate, a veces lloramos por comprender que finalmente hemos logrado el camino correcto, lloramos también de alegría, lloramos porque el llanto es un  modo de decir, "estoy vivo y siento".

Entonces cómo vivir el hoy si tenemos muchos momentos pasados que debemos atesorar?
Muy simple, hacemos que todos esos momentos pasados que son memorias, pasen a ser parte de nuestro presente. Tomemos esos recuerdos y construyamos con ellos instantes del hoy para poder crecer, dar, compartir y ser.

En estos meses desde la muerte de mi padre he tratado de pensar en todas esos momentos maravillos que compartimos y en cómo poder pensar en ellos y recordarlos de modo positivo sin que la tristeza por su ausencia los empañe. Es tratar entonces de transformar en presencia la ausencia, es hacer presente a la persona amada que ya no está,  unirla a nuestro hoy, hacer que su sonrisa sea parte del sol que nos ilumina cada mañana y que sintamos que sigue en el hoy siendo parte de nuestra existencia, la memoria es algo maravilloso porque nos permite almacenar momentos pasados, sólo que debemos hacer de nuestra memoria algo selectivo, sólo deben filtrarse los buenos momentos, los malos, esos olvidarlos o reciclarlos, sacar de ellos lo bueno, los aprendizajes si los hubo y si fueron de utilidad.


"Hoy" es lo que tenemos, el momento de ahora, el momento en que escribo, porque pudiera estar escribiendo una palabra y al instante siguiente haber fallecido, la vida es asi de impredecible y de sorpresiva.
Por eso es que hay que comenzar a poner "al dìa" los afectos, el cariño, el amor, las palabras que no se han dicho y se quieren decir pero no nos atrevemos, borrar los rencores, perdonar, abrir el corazón y recibir, pero sobre todo dar y dar en el hoy, en el aquí y el ahora. "Mañana" pudiera no llegar.


He pensado en un mantra para decir y llenarnos de esa energía del "hoy" que tanto necesitamos rescatar y poner en práctica:


"Abro mi corazón a el "aquí y el ahora", soy en un instante de amor, doy todo lo bueno que hay en mí " .


Y cierro con esta frase de Jean de La Bruyere: 


"Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros".


Que la paz los acompañe siempre,
Dina